jueves, 5 de julio de 2007

la flameante traición

Introducción: pensarán que está de más decir, pero mejor concepto aclarado que locura por aclarar. El papel y la madera nacen, muchas veces, de un mismo árbol. La madera se tiñe, y se transforma en carbón o cenizas, en última instancia. El papel´pierde verguenza y quiere volar, huir. Claro, siempre y cuando un carbón se lo permita y no lo encierre.


Preparó las maderas. Caucho, pino, roble, quebracho y demás. Todas ordenadas tímidamente. Un trozo de papel arrugado por aquí, y otro más escondido por allí. En conjunto, se observaba una pirámide más o menos estable, simple pero prometedora.

La caja de fósforos asomaba sigilosamente su espalda africana, como la virgen a la espera de su hombre. Se acercó lo mas silencioso que pudo, pero las hojas otoñales bajo sus pies hicieron eco de sus pasos. La tomó por la cintura, deslizó sus manos hasta encontrar su boca, y de ella sacó el último trozo de madera que sería utilizado esa noche. El más pequeño de todos, pero el más importante. Lo rascó contra su espalda negra, dejando la huella de su pisada. Ahulló ahogadamente y hasta dejó correr unas gotas de sangre de color fogozo y de mirada desorbitante.

La hoguera tornó su papel en un flameante espectáculo de soles cercanos y sedantes vibrantes. El corazón latía vivamente celebrando la batalla batida entre las cenizas agonizantes y el papel cuyo sueño era volar, lejano a la traición de su hermano.